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martes, 15 de marzo de 2011

Desaparece. Nunca nadie me había hecho sentir como tú. Ayer, quise morirme. Hallé satisfacción en el dolor físico, sentía que era lo único capaz de hacer que mi cabeza no pensase era arañar mis brazos. Por suerte, me encontraron. Me salvaron y hoy sigo aqui. Todo eso se lo debo a un niño de 11 años que me ha demostrado saber más que un idiota de 20. Necesitaron algo más que palabras para pararme. Me sentía tan fuera de mi misma. Las lágrimas brotaban sin descanso. Mi único propósito era dejar de sufrir. No podía con tanta hipocresía. Con tantas mentiras. Con tanto dolor. Me hiciste sentir todo aquello que odio. Me hiciste sentir nada.
Pero me equivoqué, tú eres el que no es nada. Yo solo una pobre enamorada. Tu sin embargo eres mala persona, eres egoísta, cobarde, prepotente, altivo, agresivo, obsesivo, vengativo, arrogante. No me llegas ni a la suela de los zapatos. No eres ni la mitad de lo que yo me merezco. Me equivoqué, ahora lo sé. Pero estuve a punto de hacer por ti algo que no podría haber remendado. Esto sin embargo, si que puedo. Asique ahí tienes la puerta, te vas y no vuelvas. Nunca.

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