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sábado, 25 de junio de 2011

Son las tres y diez de la mañana. Hace un rato que he vuelto a casa de mi sábado ''de fiesta'' fallido. No puedo dormir. Sólo escribo para decirte que no he dejado de pensar en ti. Que cada palabra, cada suspiro es una nueva plegaria para que regreses. Pero sé que no regresaras.
Podría pedirte perdón de nuevo y decirte que sé, que entiendo que te fallé. Lo siento.
Entendí que la libertad no era nada más que hecharte de menos cuando te fuiste.
Probablemente esté soñando, probablemente no se me permita ni desearlo pero, si me dejaras amarte de nuevo lo haria bien.
Justo ahora es el momento en que me dices que es muy tarde para los arrepentimientos.

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