Decidme Señor, ¿para qué servimos las mujeres? ¿Somos algo mas que lo que los hombres desean que seamos? Así pues, decidme, ¿qué es el amor para vos, si cuando os falta os hace la persona más desgraciada del mundo y cuando lo teneís os daís cuenta de que no es suficiente? ¿Qué papel tomamos las mujeres entonces? No somos más que meras marionetas en el teatro de los señores. Se nos prohibe hablar, pensar y amar. Somos la fantasía del hombre que una vez alcanzada pierde su valor. No podemos amar, pero amamos mi señor. No podemos pensar pero pensamos. No somos dueñas de nuestro destino, pero deseamos serlo. El amor mi señor, cuando falta es todo y cuando se tiene no es suficiente razón para manteros a mi lado. Queremos formar parte del destino que creaís, de nuestro destino. ¿Qué mayor lucha hay que aquella que precisa de todo el valor? Luche mis señor, pero no lo luche por venganza, ni por sangre, luche por cada uno de los latidos de su corazón, por todos ellos que sea acuerdan de mi. Haga que nuestros sueños no se frustren y yo, que soy su amor pueda vivir siempre a su lado.
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Diferentes caminos.