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viernes, 9 de septiembre de 2011


Para ser sinceros nunca estamos preparados para los nuevos comienzos. Fantaseamos con lo que haremos, lo que no haremos y lo maravilloso que será. Nos gusta verlo desde la lejanía, algo que sabemos que llegará, que tendremos que afrontar pero que en el fondo nos da pánico y cuanto más tarde en llegar, mejor.
¿Por qué ese miedo a los cambios? Nos acomodamos en la rutina, en los lugares y con las gentes. Nos quejaremos tropecientas mil veces de todas las cosas que no nos gustan pero no somos capaces de cambiarlas. Resulta más fácil ver las cosas pasar.
Y cuando por fin tenemos que cambiar nos entra el miedo y buscamos el lugar más cercano y el ambiente más parecido al anterior.
Tienes que dejar de oirte a ti misma. Dejar de oir tus miedos, a tu cabeza y tirar para adelante con lo que sueñas.

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